Hjelmslev, Louis: el lenguaje es una entidad autónoma

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Extractos de obras

Ante todo, la hipótesis [estructuralista] pretende que se conciba el lenguaje esencialmente como una entidad. En esto se opone a toda hipótesis que quisiera concebir el lenguaje esencialmente como un conglomerado o conjunto fortuito de elementos heterogéneos, obtenido por la simple adición de esos elementos. Esto equivale a decir que [la hipótesis estructuralista] niega el derecho a considerar un estado de lengua como si fuera exclusivamente el producto mecánico de fuerzas ciegas (o leyes diacrónicas de naturaleza singular) y no estuviera constituido por ciertos principios inherentes (o leyes sincrónicas de naturaleza general). Niega igualmente el derecho a considerar un estado de lengua como un simple momento pasajero de esa evolución, transición fugaz y fluctuación incesante. [...]

Luego, se concibe la entidad como algo esencialmente autónomo. Aquí nuestra hipótesis se opone a cualquier otra hipótesis que considere el lenguaje esencialmente en función de otra cosa. Niega el derecho a considerar el lenguaje exclusivamente como una función biológica, psicológica, fisiológica, sociológica. No niega, sería absurdo, que el lenguaje desempeñe esos papeles; niega solamente que este hecho agote la esencia de su ser. La lingüística estructural no se acerca al lenguaje desde fuera, sino desde dentro, donde permanece teniendo plenamente en cuenta sus relaciones exteriores. A la lingüística biológica, psicológica, fisiológica, sociológica, propone añadir, a título de ensayo, una lingüística lingüística, o lingüística inmanente.

Finalmente, la hipótesis pide que se considere esta entidad autónoma como constituida esencialmente por dependencias internas. Sostiene que el análisis de esta entidad permite detectar constantemente partes que se condicionan recíprocamente y cada una de las cuales depende de otras y no sería concebible ni definible sin ellas. Refiere su objeto a una red de dependencias, considerando los hechos lingüísticos en razón unos de otros. [...]

La lingüística estructural, que representa la fase más nueva y actual de la lingüística moderna, se va organizando siempre sobre sus propias bases, y reclama sus derechos de disciplina autónoma. Será, desde cierto punto de vista, independiente de otros puntos de vista posibles o necesarios en materia lingüística. Apuntando a objetivos que no han sido enfocados antes, piensa constituirse de la manera más sólida posible haciendo tabla rasa de cuanto la precede. Constituye un nuevo punto de partida.

Lingüística estructural, en Ensayos lingüísticos, Gredos, Madrid 1972, p. 29-33.