A los estudios de A. Koyré se debe principalmente la difusión de la idea de que Galileo era más bien un racionalista y un platónico que un experimentador y que, por consiguiente, la mayoría de experimentos descritos en sus obras eran más bien lo que suele llamarse experimentos mentales o idealizaciones con fines didácticos. En 1961, Th. B. Settle publicó un artículo en el que afirmaba haber realizado con éxito uno de los experimentos de Galileo, el del plano inclinado, tal como aparece descrito en los Discursos y con parecidos valores de exactitud y precisión a los que exhibe Galileo y que, por lo mismo, cabía suponer que los experimentos descritos en las obras de Galileo habían sido realmente llevados a cabo. En 1974, R.N. Naylorrepitió el experimento de Settle concluyendo que más bien había que suponer que se trataba de una idealización. La publicación de manuscritos inéditos de Galileo, a partir de 1973, por obra de Stillman Drake, permitió concluir que dichos experimentos no sólo eran posibles, sino que realmente habían sido realizados por Galileo, a quien hay que considerar verdaderamente como el iniciador del método empírico moderno.