Aristóteles: el alma no puede ser sin cuerpo.

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Extractos de obras

[...] En lo que atañe a la mente, sin embargo, y a la facultad de pensar no poseemos ninguna evidencia; parece existir una clase distinta de alma que separa lo que es eterno de lo que es corruptible; sólo ella puede existir aislada de otros poderes. Todas las otras partes del alma, entonces, según lo que precede son, a pesar de las afirmaciones en contrario de algunos filósofos, incapaces de existencia separada, aunque distinguibles, ciertamente, por definición. La quiddidad de la facultad sensitiva es diferente de la que distingue a la quiddidad de la opinión, puesto que el acto de sentir y de opinar difieren, y así ocurre con las formas de vida ya enumeradas. Además, ciertos animales poseen todas esas facultades; otros, algunas, y en fin, otros una sola (y esto es lo que diferencia a los animales entre sí); por qué causa, lo veremos más tarde. Un ordenamiento similar se encuentra también en el campo de los sentidos: algunos animales los tienen todos; otros, sólo algunos de ellos; otros, uno solo, el másindispensable, el tacto.

Puesto que la expresión «aquello por lo cual vivimos y percibimos» tiene dos sentidos, justo como esta otra «aquello por lo cual conocemos» puede significar: el conocimiento o el alma, pues es por uno u otro de ambos términos que nosotros conocemos, según los casos; y similarmente aquello por lo cual gozamos de salud representa bien la salud o cierta parte del cuerpo o bien el cuerpo entero. Sin embargo, en todos esos ejemplos, el conocimiento y la salud son la figura, la forma, de alguna manera el concepto, y, por así decir, el acto del sujeto capaz de recibir, en un caso, el conocimiento, y en el otro, la salud (pues parece bien que sea en el paciente en donde se sufre la operación, donde se realiza el acto del agente); por otra parte, el alma es, en sentido primordial, aquello por lo cual vivimos, percibimos y pensamos: de ahí resulta que ella sea concepto y forma, y no materia y sustrato. En efecto, según dijimos, la palabra sustancia posee tres sentidos: la materia, la forma, y el compuesto de ambos; de los tres la materia es la potencialidad, y la forma, la entelequia. Así, entonces, dado que es el ser animado, el compuesto de materia y forma, el cuerpo no puede ser la entelequia del alma; el alma es la entelequia de un cuerpo de cierta naturaleza. En consecuencia, con razón algunos pensadores han estimado que el alma no puede ser ni sin cuerpo ni un cuerpo, pues ella no es un cuerpo sino algo relativo al cuerpo. Y por esta razón ella está en un cuerpo, y en un cuerpo de naturaleza determinada, y de ninguna manera de la forma en que nuestros predecesores la adaptaban al cuerpo sin agregar alguna definida especificación sobre la naturaleza y la cualidad de este cuerpo. La reflexión confirma el hecho observado: la entelequia de una cosa dada sólo puede ser realizada en lo que es ya potencialmente esta cosa, es decir, en una materia apropiada. Que el alma sea, pues, cierta entelequia y la forma de aquello que posee la potencia de tener una naturaleza determinada, ello es evidente según lo que acabamos de decir.

De anima, II, 1, 413b-414a. (Juárez Editor, Buenos Aires 1969, p.52-54. trad. esp. de Alfredo Llanos).

Ver también los siguientes textos de Aristóteles sobre el alma.