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En la actual filosofía de la mente se denomina psicología popular (Folk Psychology) al conjunto de conocimientos que el sentido común atribuye a nuestros estados psicológicos, a los estados mentales y a su relación con la conducta. Se denomina también psicología del sentido común, y es aquella clase de explicación psicológica que parte de las experiencias personales, aunque modificadas por el entorno social. Se expresa a través de nociones como las de creencia, deseo, intención, sentimiento, etc., y por generalizaciones explicativas. Así, en el ámbito de la psicología popular se afirma, por ejemplo, que «Juan va al cine porque "desea" divertirse», «Elena "cree" que el arte puede cambiar la vida», «las personas autoritarias se "sienten" superiores pero, en realidad solamente "manifiestan" sus complejos», etc. Se expresa, pues, en un lenguaje ambiguo cuyos términos distan de estar bien definidos, y sustenta la creencia en el mentalismo. Estas expresiones no son manifestación de leyes estrictas, sino solamente aproximaciones a formas de predicción y de explicación de la conducta.

Patricia Churchland

Este tipo de explicación psicológica ha sido fuertemente criticada por parte de los conductistas, y más recientemente por los partidarios de la teoría de la identidad mente-cerebro, especialmente por la corriente conocida como materialismo eliminativo (defendido por Stephen Stich, y por Paul y Patricia Churchland, por ejemplo) que consideran que lo mental es reductible a las funciones cerebrales. Según estos autores la psicología popular es una teoría falsa, como lo fue en su día la teoría del flogisto, la teoría de los espíritus animales, la teoría del éter, o la del calórico, y debe sustituirse por completo por la neurociencia. Es decir, proponen sustituir las categorías mentalistas por las categorías físicas de la neurociencia.

Por otra parte, autores como Daniel Dennett, Jerry Fodor o Hilary Putnam (y, en general, todos los funcionalistas), la defienden y argumentan en contra del reduccionismo. Por una parte, afirman que postular la existencia de lo mental (defender el mentalismo) no supone ninguna forma de dualismo y, por otra parte, sustentan que aunque fuese posible deducir todos los fenómenos mentales a partir de los fenómenos neurológicos, todavía no se podrían explicar los fenómenos psicológicos neuronalmente. Por tanto, sostienen, en contra de los detractores de la psicología popular, que el lenguaje mentalista no es reducible al lenguaje neurológico.



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