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(del latín perceptio, acción de recoger, conocimiento; de percipere -de per y capere-, apoderarse de algo, percibir; la perceptio del latín traduce la κατάληψις, katálepsis del griego)

Conciencia de una sensación. Es un proceso psicofísico por el que el sujeto transforma las diversas impresiones sensoriales (estímulo), previamente transportadas a los centros nerviosos, en objeto sensible conocido. Es esencial a la percepción la aprehensión de la realidad, no como una impresión sensorial aislada o un haz de impresiones sensoriales, sino como un conjunto global organizado, o una totalidad. Se percibe un paisaje, por ejemplo, no volúmenes, colores, matices, saturaciones, tonalidades, contrastes, distancias y sonidos dispersos o simplemente sumados. Se distingue de la sensación, entendida como proceso meramente fisiológico, con fines didácticos o de investigación, pero sensación y percepción constituyen, en el hombre, el mismo proceso del conocimiento sensible y ninguna de ellas es meramente activa o pasiva en este proceso, sino que ambas son receptoras y efectoras.

Los factores que influyen en la percepción no son meramente las impresiones sensoriales transportadas a los centros nerviosos, sino todos aquellos elementos que, perteneciendo al sujeto consciente, colaboran en la constitución del objeto: los recuerdos de la memoria, la experiencia anterior, conceptos previos, el aprendizaje, etc., que sirven para el reconocimiento del objeto, pero además, y sobre todo, las leyes estructurales de la percepción o de la configuración de un objeto, denominadas leyes de la forma, o leyes de la Gestalt, propias de la mente o conciencia; el enfoque, o la propia perspectiva del sujeto ante las cosas, así como sus expectativas, y hasta los condicionamientos sociales y culturales, influyen también en la conformación del objeto.

El punto de arranque de la psicología moderna lo constituyen las investigaciones sobre la percepción, llevadas a cabo sobre todo por los estudios de la psicología de la forma.

Es ésta una reacción directa contra el asociacionismo, o la teoría empirista basada en la asociación de ideas o de sensaciones, fundada en las enseñanzas de los empiristas británicos, Hume y J. Stuart Mill , sobre todo, y difundida en psicología por el conductismo. Frente a esta interpretación de la percepción como una asociación de impresiones sensibles según leyes determinadas, surgió primero la psicología inspirada en, o heredera de, la filosofía trascendental de Kant, que explica el conocimiento sensible como una elaboración de la materia del conocimiento mediante formas a priori de la sensibilidad; se trata de escuelas psicológicas directamente inspiradas en la fenomenología de Husserl y en la psicología de la comprensión, de Dilthey, que insisten en la necesidad de introducir la idea de totalidad y de sujeto activo para explicar los fenómenos mentales. Tras ellas -abonado el terreno, además, por las sugerencias de Ernst Mach sobre la existencia de sensaciones espaciales y temporales, como figuras geométricas y melodías, por ejemplo, independientes de los elementos que las componen-, la psicología de la Gestalt, por obrade Wertheimer, Köhler y Koffka, principalmente, introduce el concepto de «organización», que media entre estímulo y respuesta, propia del conductismo. Inspirándose en la fenomenología, los psicólogos de la Gestalt hablan de objetos de la experiencia y no de estímulos independientes y sumados; la unidad de experiencia -de percepción- es un objeto, no una impresión sensorial. La organización de la que hablan los psicólogos de la Gestalt se refiere a la forma o configuración con que se perciben los estímulos sensoriales. Estas formas y configuraciones -se plantean- o están en la naturaleza o son a priori. La respuesta de estos psicólogos fue que hay formas tanto en la naturaleza como en la mente humana. La indagación de cuáles son estas formas constituyó el programa de investigación empírica de la psicología de la forma.

Tradicionalmente, el problema que la percepción plantea a la filosofía se refiere a la relación existente entre nuestras experiencias internas y el mundo exterior. A ello fundamentalmente responden tres teorías: realismo directo, realismo indirecto y fenomenismo (el idealismo es un caso especial de este último).

El realismo perceptivo sostiene que los objetos percibidos poseen una existencia independiente de nuestra sensación y que conservan sus propiedades aun cuando no sean percibidos. Se llama «directo» a este realismo cuando entre el objeto percibido y el sujeto que percibe no existe ningún intermediario, e «indirecto» si tal intermediario existe. El realismo indirecto sostiene que, aunque los objetos percibidos existen realmente, no son percibidos directamente, sino que son captados a través de un intermediario, que puede ser la idea, los sense data, el percepto, etc. (Ver texto ).

El fenomenismo, o fenomenalismo, que es una teoría perceptiva antirrealista, no admite la existencia de un mundo físico real e independiente de la percepción; fuera de la propia experiencia no existe nada más, y ésta es percibida directamente sin intervención de ningún medio distinto.

Para el idealismo los objetos físicos no son sino un conjunto de ideas; puede negar simplemente la existencia de los objetos físicos o puede reducir los objetos físicos a experiencia (Berkeley): en este caso, se confunde con el fenomenalismo.

Durante la primera mitad del s. XX, la mayoría de filósofos tendía a defender el realismo indirecto; a partir de la segunda mitad, se tiende al realismo directo (ver cita) (en el cuadro, el color granate indica la opinión más difundida).

Cualquier teoría de la percepción ha de relacionar ésta con el proceso general del conocimiento de la realidad, entendiendo por tal la «reconstrucción (interna) adecuada y una identificación de los objetos externos en el sujeto cognoscente» (ver texto ). En este proceso, se pueden distinguir las etapas sucesivas de: sensación, percepción, experiencia o conocimiento cotidiano precientífico y conocimiento teórico, o ciencia.

Bibliografía sobre el concepto

  • Merleau-Ponty, M., Fenomenología de la percepción. Península, Barcelona, 1984.
  • Merleau-Ponty, M., Lo visible y lo invisible. Seix Barral, Barcelona, 1970.
  • Luria, A.R., Sensación y percepción. Fontanella, Barcelona, 1975.