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(del griego παρουσία, llegada, venida, presencia) Aparte de significar, en Platón, la presencia de la idea en sí en las cosas (la belleza en las cosas bellas; ver cita), se usa sobre todo, en sentido religioso, para significar la segunda «venida» de Cristo al final de los tiempos, que, según la teología cristiana, se ha de considerar ya como una presencia en el momento actual. Puesto que la teología contempla el tiempo como el escenario de la acción salvífica de Dios para con el hombre, la segunda venida ya ha empezado con la Encarnación y la resurrección, así como con la acción de los sacramentos.

La segunda venida tiene el carácter tradicional de juicio final,querepresenta la consumación y acabamiento de la historia, pensada como un drama o una historia de salvación, por lo que el objetivo de predicar la parusía es el anticipar y realizar en el creyente, de forma individual, el misterio religioso que ocurre de forma definitiva y universal al final. Lo que acontece al final del tiempo recibe también el nombre de novísimos: novissima, lo último que ocurre, esto es, el fin del tiempo y de la historia y el advenimiento del reino de Dios.

El concepto de parusía es un elemento esencial de la concepción religiosa del tiempo.