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El término omnisciencia está formado del latín omnis (todo) y scientia, (saber), literalmente significa «todo saber», «saber absoluto». El término omnipotencia designa el poder absoluto, que va más allá incluso de lo real y se refiere también a todo lo posible. En la teología judeocristiana y musulmana, la omnisciencia y la omnipotencia (que comporta la posibilidad de creación ex nihilo), junto con el sumo Bien y la eternidad se han considerado atributos de Dios, y expresión de su infinita perfección. De estos dos atributos, el de la omnipotencia ha sido especialmente discutido en la tradición teológica ya que, mientras algunos autores limitaban la plena omnipotencia divina (diciendo, por ejemplo, que Dios puede hacer todo excepto el mal; o bien diciendo que existen límites, ya que Dios no puede violar los principios lógicos, como el de identidad o el de no contradicción), otros, en cambio, han sustentado que incluso dichos principios pueden ser arbitrariamente modificados por la omnipotencia divina, y que el mal, en tanto que es simple carencia o negatividad, no es una entidad positiva. No obstante, la atribución conjunta de estos atributos (omnisciencia, omnipotencia, sumo Bien, eternidad, y carácter creador) plantea con fuerza el problema del mal y el de la predestinación pues, si Dios es omnisciente y eterno, conoce desde la eternidad todo cuanto, desde la perspectiva temporal, ha sucedido, sucede y sucederá. Por ello, conoce todos los males, injusticias, atropellos, guerras, cataclismos, enfermedades, etc. que asolan el mundo. Ahora bien, si es realmente omnipotente, ¿cómo permite la existencia del mal?. Es más, si es un Dios creador, ¿por qué ha creado un mundo así?, ¿no será entonces un Dios malvado?. Pero, si así fuera, esto contradiría la característica de ser el sumo Bien. Por otra parte, conociendo todo cuanto sucede y habiendo sido el creador del universo, ¿no están todos nuestros actos determinados, de forma que la libertad no existe y sólo existe la predestinación? Estas son algunas de las cuestiones que los teólogos han intentado explicar, elaborando teorías sobre el mal, la libertad y la predestinación, y que Leibniz quiso exponer en conjunto en su Teodicea.