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Literalmente es lo que implica relación con el objeto y, aplicado a cualquier acto de conocimiento, le atribuye, en general, interés y respeto por la realidad o los hechos. Lo objetivo es, en su sentido fundamental, lo que está determinado por el objeto, desde el objeto o que está en el objeto. Objetivo se opone a subjetivo de la misma manera que la realidad de una cosa se opone al modo como diversos sujetos la perciben. Por otra parte, y puesto que «objeto» no significa necesariamente «ente real», el término «objetivo» no es sinónimo de real, como «subjetivo» no lo es de irreal. No obstante, es preciso matizar este sentido general y distinguir en el uso de este término tres acepciones distintas:
a) La primera es la que ya hemos indicado. En este sentido, «objetivo» significa relación con el objeto y, aplicado a cualquier acto de conocimiento, atribuye interés y respeto por la realidad o los hechos. Desde esta perspectiva, ya que lo objetivo es lo que tiene carácter de objeto, se puede entender de tantas maneras como se entiende esta noción. Así, en la filosofía del siglo XVII, especialmente entre los cartesianos, que destacan que todo conocimiento es conocimiento de ideas o de contenidos mentales, lo objetivo es la representación de un objeto, tanto si posee realidad extramental como si no la posee. Kant enfoca el tema de manera distinta, y relaciona esta noción con la de objetivación entendida como fruto de una actividad trascendental que se produce en la síntesis entre las formas a priori de la sensibilidad (el espacio y el tiempo) y los conceptos puros del entendimiento (categorías), que permite que se objetive lo dado en la experiencia, transformándolo en objeto del conocimiento. (Ver objetivación). Los seguidores de la concepción fenomenológica de Meinong, en cambio, sostienen que la objetividad de un objeto no depende de que sea o no captado, sino que depende solamente de la posibilidad de poder serlo y de convertirse en vivencia.
b) Significa aquello hacia lo que tiende una acción, es decir, la finalidad que se propone todo acto intencional o todo acto humano (el objetivo a conseguir...).
c) Significa también lo imparcial y opuesto a lo subjetivo. Objetivo se opone a subjetivo de la misma manera que la realidad de una cosa se opone al modo como diversos sujetos la perciben. En este sentido se habla de «datos objetivos». No obstante, muchos autores han señalado la imposibilidad de tal objetividad. Nietzsche, por ejemplo, señala que nunca hay propiamente datos, sino que siempre se trata de interpretaciones.
En filosofía de la ciencia remite a la característica fundamental del conocimiento científico, a saber, la objetividad, en el sentido en que se dice que el conocimiento científico es verificable, comunicable y reproducible. No obstante, determinadas concepciones de la filosofía de la ciencia contemporánea recalcan también que todo dato es un dato interpretado desde algún marco teórico (ver lenguaje teórico/lenguaje observacional).
Bibliografía sobre el concepto
- Quine, W., Palabra y objeto. Herder, Barcelona, 2001.