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(del latín instinctus, excitación, impulso)

Pauta innata y fija de conducta animal, propia de la especie (species-specific), desencadenada sustancialmente por estímulos determinados, denominados estímulos clave, para la cual no se requiere aprendizaje alguno, y que está orientada a la supervivencia del individuo y de la especiey, por lo mismo, tienen sentido adaptativo. Es una noción básica en etología, que estudia el comportamiento innato de los animales, y que, para responder a la pregunta de por qué los animales se comportan de la manera como lo hacen, se remite más a los instintos que a las pautas de comportamiento aprendidas. No obstante, se discute el alcance que en la realidad puedan tener las conductas instintivas y en qué medida son congénitas y propias de una especie(ver texto). Se distingue, aunque no muy nítidamente, del reflejo incondicionado, también innato, y que debe considerarse de alcance más limitado y concreto. Aplicadas al hombre las teorías de los instintos, plantean la cuestión de si hay conductas humanas que deban explicarse por la presencia también en el hombre de algún Mecanismo Desencadenador Innato [MDI], según la expresión del etólogo Nikolaas Tinbergen. Pero, el hombre es «por propia naturaleza un ser cultural» (Arnold Gehlen), por lo que en él los instintos desempeñan un papel muy reducido, que se manifiestan, no obstante, sobre todo en los lactantes(ver texto).     


Sigmund Freud

Una de las teorías más influyentes sobre los instintos en el hombre es la de Freud. Distingue entre instintos (Instinkt) y pulsiones (Trieb) y desplaza el interés de aquéllos a éstas: puede decirse que las pulsiones representan el aspecto más psicológico de los instintos o que éstos representan el aspecto más biológico de las pulsiones, o son simplemente las «pulsiones naturales». Define a las pulsiones como «las fuerzas que suponemos que existen detrás de las tensiones causadas por las necesidades del ello»; lo que «el soma pide a la psique». Su noción general y la clasificación que de ellas hace desde el comienzo indica que se trata de fuerzas básicas de carácter dual y opuesto. Pero su teoría al respecto varía igual como cambia su teoría sobre el aparato psíquico. En un principio distingue fundamentalmente entre pulsiones de conservación - o del yo- y pulsiones sexuales, siendo sólo estas últimas las responsables de la existencia de trastornos neuróticos en un individuo.


Tras el descubrimiento, por parte de Freud, del narcisismo, o amor hacia uno mismo, las pulsiones de conservación o del yo se convierten en un caso especial de pulsión de la libido en general, de modo que todas las pulsiones, entonces, son libidinales: unas dirigidas al yo (narcisistas), otras dirigidas a objetos (objetales). Una de sus características fundamentales de las pulsiones es la plasticidad, esto es, la variabilidad de los objetos a que tienden las pulsiones y de las maneras de satisfacerlas. Tras la publicación de Más allá del principio de placer (1920), cuando aparece la nueva tópica, o división del psiquismo, y cuando creyó necesario introducir el concepto de agresividad, distingue definitivamente entre dos pulsiones: la pulsión del Eros yla pulsión de destrucción. La pulsión erótica, de amor, o Eros, abarca todas las anteriores pulsiones instintivas de vida, del yo, de autoconservación, de pulsiones narcisistas o pulsiones objetales, su finalidad es la unión y su principio el placer; la pulsión de destrucción, o pulsión de muerte (que los seguidores llamaron de Thanatos) se alimenta de la agresividad, su finalidad es la separación y la destrucción y su principio es la compulsión o repetición. Insiste y destaca Freud que el objetivo final de esta última pulsión es el regreso al estado inorgánico. Por eso atribuye a las pulsiones en general una naturaleza conservadora,y una función de orientación no sólo de la vida psíquica, sino también de la vida vegetativa. El carácter opuesto de ambas pulsiones explica todo el conjunto de las actividades vitales del hombre. La nueva teoría es un reconocimiento del hecho de que los trastornos psíquicos no proceden únicamente de la sexualidad, sino también de las diversas formas de agresividad, y es, también, una concepción de la vida entendida como «un combate y una transacción entre ambas tendencias»: la de mantener la vida y la de tender a la muerte (ver texto 1 y texto 2).


Bibliografía sobre el concepto

  • Tinbergen, N., Estudio del instinto. Siglo XXI, Mexico, 1970.