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Asociación de dos o más significados con la misma forma; por ejemplo: haz (I) «conjunto de ramas cortadas», haz (II) «imperativo de “hacer”». Se diferencia de la polisemia en que los homónimos son palabras distintas y no significados distintos de una misma palabra: boca (I) «de riego», (II) «de un río», (III) «del metro». Los límites entre homonimia y polisemia son, no obstante, difíciles de precisar en muchas ocasiones. Para distinguir entre homonimia y polisemia hay que recurrir a dos criterios: etimológico y de significado. Generalmente, se considera condición suficiente, aunque no necesaria, de homonimia el reconocimiento de que los lexemas proceden de dos lexemas formalmente distintos en alguna etapa anterior de la lengua.

El criterio etimológico no siempre resulta decisivo, porque muchas palabras tienen un origen histórico incierto y porque la relación etimológica depende de cuán lejos podamos retrotraernos a la hora de rastrear la historia de las palabras. En cualquier caso, la información etimológica es irrelevante en el análisis sincrónico de las lenguas y el hablante, por lo general, ignora la etimología de las palabras, y la interpretación que hace de ellas no se ve afectada por el conocimiento que pueda tener acerca de su evolución histórica.

El segundo criterio consiste en oponer la afinidad y la no afinidad de significados. Esta consideración es la única pertinente desde un punto de vista sincrónico. El hablante percibe que ciertos significados guardan relación entre sí y que otros no la guardan.

Se puede hablar de homonimia absoluta y de homonimia parcial. Dos lexemas son homónimos absolutos si, y sólo si, pertenecen a la misma clase gramatical (distinción lexémica), a las mismas subclases (equivalencia sintáctica) y tienen identidad formal (tanto en el medio fónico como en el gráfico). La homonimia parcial se denomina homofonía (identidad en el medio fónico) y homografía (identidad en el medio gráfico), pero la aplicación de estos términos se restringe a los casos en que no hay isomorfismo entre la lengua escrita y la lengua hablada, es decir, en el caso de una lengua que presente una ortografía muy diferenciada con relación a la fonología o que no exista un nexo directo entre ambas. Las causas que producen homonimia en una lengua son varias: convergencia fonética, divergencia semántica e influencia extranjera. Se habla de convergencia fonética cuando dos o más palabras que en otro tiempo tenían formas diferentes coinciden en el lenguaje hablado y a veces también en el escrito. Esta forma de homonimia es muy frecuente en lenguas con muchos términos monosilábicos, como el inglés o el francés, y es menos frecuente en otras lenguas, como el alemán o el italiano, en donde la sustancia fonética de las palabras se ha conservado mejor. La divergencia semántica se produce cuando dos o más significados de la misma palabra se separan hasta tal punto que no hay ninguna conexión evidente entre ellos.

La polisemia da paso a la homonimia y la unidad de la palabra queda destruida. Si dos palabras iguales en cuanto a la forma se pueden usar en la misma oración sin ninguna sensación de repetición, esto indica que el hablante desconoce cualquier conexión de significado entre ellas. Por último, muchas palabras introducidas de otras lenguas acaban siendo homónimas en la lengua receptora por coincidir con otras palabras de esta lengua. Para evitar los conflictos homonímicos existen, además del contexto, varias defensas que la propia lengua genera como, por ejemplo, establecer una distinción de género en las lenguas que lo poseen, diferenciar la flexión en una misma clase de palabras o formar compuestos o frases especiales para indicar cuál de los homónimos se quiere dar a entender. Si, a pesar de estas defensas, tiene lugar una colisión homonímica, una de las dos palabras -en ocasiones incluso las dos- tendrán que desaparecer. Una vez sacrificada la forma, se puede sustituir por un derivado, por un sinónimo, por un término que denote algún efecto especial o que pertenezca a la misma esfera del pensamiento, e incluso por una palabra extranjera.