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Tradicionalmente, la rama de la filosofía que tiene por objeto el estudio de la naturaleza o phýsis (φύσις), que en el mundo occidental se ha desarrollado siguiendo la pauta de las principales obras de Aristóteles sobre el ser móvil, Física y Sobre el cielo, descontando el período medieval que, antes de la llegada de las obras de Aristóteles, sigue las ideas de Platón expuestas en el Timeo. Aristóteles centra el estudio de la naturaleza en la investigación de los principios o factores del movimiento -o sea, de las estructuras lingüísticas fundamentales que permitan hablar del cambio sin contradicción-, su definición y sus causas, siguiendo la tradición iniciada por los presocráticos, quienes, desde el s. VI a.C., buscan una explicación racional del conjunto de la realidad cambiante, que denominan phýsis, basada en la descripción del elemento o principio originario, arkhé. La teoría aristotélica intenta solucionar el problema del cambio -cómo lo que «no es ser» deviene «ser» y cómo lo que es deja de ser- con la introducción de la noción fundamental de que hay muchas maneras de ser, entre las cuales destacan ante todo la manera sustancial y la manera accidental de ser y la de ser en potencia y ser en acto.

A partir del s. XVII, cambia la situación de la filosofía de la naturaleza ante la aparición de la ciencia moderna y, con el desarrollo de las ciencias físico-matemáticas, se plantea la cuestión de la relación entre una y otra, y hasta de la legitimidad de la primera. El neopositivismo del Círculo de Viena, que prosigue en la línea ya mantenida por el positivismo de Comte de no considerar verdadero conocimiento más que el científico, niega en consecuencia la posibilidad de sentido a una filosofía de la naturaleza distinta de las ciencias de la naturaleza, y reserva a la filosofía el papel exclusivo de la lógica.

En su momento, la distinción o relación entre física y filosofía natural ha sido una cuestión debatida: se la ha considerado reflexión filosófica sobre los resultados de la ciencia o como investigación de sus fundamentos (ver cita). En la actualidad, no obstante, reservado ya de modo definitivo todo saber a la ciencia, a la filosofía le queda la función del «conferimiento de sentido» o la de un trabajo de «clarificación de los conceptos», o también el análisis. El conferimiento de sentido o la clarificación de conceptos, sin embargo, no se limita meramente al campo de la metodología científica o de la investigación acerca de la estructura de la ciencia (física), sino que abarca también el análisis de los problemas que se refieren al estudio de aquello que las ciencias físicas muestran como realidad, a la estructura del mundo o de la naturaleza tal como aparece reflejada por las ciencias de la naturaleza. No sólo hay una filosofía de la ciencia física, o una epistemología, sino también una filosofía de la naturaleza (ver cita).

Uno de los problemas genuinos que pueden considerarse objeto propio de la filosofía de la naturaleza es el relativo a la cuestión de los «referentes de una teoría física» (ver textos ). Por referente (ver textos ) de una teoría se entiende el «objeto» de que trata la teoría. Dejando de lado al convencionalismo, según el cual las teorías físicas no se refieren a nada objetivo, sino que son sólo instrumentos que nos permiten calcular y hacer predicciones, las respuestas positivas a la cuestión son: 1) El realismo, que sostiene que el referente es un sistema físico de cosas y fenómenos, de modo que los enunciados de la teoría dan cuenta de cómo es el mundo real. 2) El fenomenismo, o el subjetivismo o idealismo subjetivo, sostiene que las teorías físicas se refieren al mundo mental, por lo que los enunciados físicos hablan más del sujeto que del objeto. Y, por último, 3) latesis de la escuela de Copenhague -propiamente referida al campo de la física cuántica- y el pragmatismo y el operacionalismo -referidos a toda teoría científica en general-, que sostienen una intervención directa del hombre sobre el objeto de la teoría, de modo que las teorías físicas se refieren tanto a los objetos físicos como a los sujetos humanos.

La idea de mundo o de naturaleza, resultante de estas perspectivas científicas, es radicalmente distinta según los casos.


Bibliografía sobre el concepto

  • Aubert, J.M., Filosofía de la naturaleza. Herder, Barcelona, 2001, 2 ed.
  • Selleri, F., Física sin dogma. Alianza Ed., Madrid, 1994.

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