No se ha añadido ninguna twiki todavía.

J. Derrida

Se trata del programa elaborado por Derrida para destruir el presentismo y el logocentrismo, cuya tesis central defiende, por un lado, que la presencia del pensamiento irrumpe necesariamente en la palabra y, por otro lado, que el propio pensamiento contiene tanto la presencia del sentido como la presencia de la verdad. Es decir, para el logocentrismo la palabra re-presenta directamente el significado que habita en la mente del hablante, y el principal corolario de esta tesis es el prejuicio consistente en el enaltecimiento tradicional de la palabra en detrimento de la escritura. Derrida considera la deconstrucción como un gesto que es, a la vez, estructuralista y antiestructuralista: se trata de desmontar el edificio de la metafísica, del logocentrismo y el presentismo para que aparezcan sus estructuras. Pero una vez aparecidas, se muestran como ruinas o como meras estructuras formales que nada explican.

Aquella cualidad re-presentativa es precisamente la que le ha sido denegada a la escritura. A lo largo de la historia sólo se le ha encomendado el cometido subalterno de representar la propia palabra. La posibilidad de re-presentar directamente el significado, por consiguiente, le ha sido arrebatada sin contemplaciones. En realidad, la subordinación de la escritura a la palabra es tácitamente tributaria del discurso metafísico tradicional. En él las ideas ocupan una posición de privilegio y la escritura es relegada a un rango inferior porque se la considera una forma degradada de representación.

En buena parte el programa descontruccionista derridiano prosigue la senda iniciada por Heidegger en su cometido de la destrucción (Destruktion) de la metafísica, pero en el sentido de asumir el proceso entero de la metafísica iniciado en la ontología griega, que ha construido el sentido y el centro de la historia, y que desde sus inicios es, a la vez, un proceso de construcción y de desconstrucción, ya que en la metafísica se ha establecido una relación inmanente entre su propia construcción y su propia destrucción.

Dado el combate derridiano contra el logocentrismo, ha denominado al lenguaje, en general, como «archi-escritura», término que no sólo recoge el recelo de Derrida ante una presunta hegemonía de la palabra, sino que su proyecto real es el de liberar al propio lenguaje -tanto el escrito como el oral- de la presunta intervención de la presencia. Aspira, en una palabra, a emanciparlo de la re-presentación. La importancia asignada a la «escritura», de todos modos, ha ido disminuyendo en las etapas del itinerario desconstructivo de Derrida que, no obstante, ha continuado su crítica del logocentrismo. Su producción posterior, efectivamente, ya no identifica la «escritura» con el lenguaje en general. La concibe, por el contrario, como un juego de diferencias que se sustenta en un sistema indecidible de «inscripciones» y de «instituciones». Además, la hace depender de ciertos factores anticonvencionales pero asimismo indecidibles como, por ejemplo, la «marca» o trace. Pero, sobre todo, la «escritura» es ahora solidaria de la innovadora noción que Derrida denomina «différance». (Colaboración de Josep Maria Bech)