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¿Qué es?
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Filósofo y sociólogo francés. Nació en el Beárn. Inició estudios de ingeniería que tuvo que abandonar a causa de una grave enfermedad. Trasladado a Aix en Provence, estudió derecho y filosofía, bajo la influencia de Maurice Blondel. En 1925 se trasladó a París, donde se unió al grupo de filósofos (Guterman, Morhange, Politzer, Friedman, Nizan) que formaban una «vanguardia» intelectual contra la filosofía oficial representada entonces por el bergsonismo, la filosofía académica de Alain, el intelectualismo de Brunschvicg y el positivismo. En esta época se interesó por la filosofía de Nietzsche y Schelling, y junto con sus compañeros publicó la revista Philosophes que competía con el grupo de los surrealistas. No obstante, esta competencia le condujo a trabar amistad con Tristan Tzara y a integrarse en el grupo de los surrealistas, manteniendo una estrecha amistad con Paul Eluard. A partir de sus contactos con André Breton comienza su interés por la filosofía de Hegel, que le conduce a Marx. También se interesó por el psicoanálisis.
El descubrimiento del marxismo le conduce a ingresar en el Partido Comunista Francés, aunque ya desde esta época mantuvo una posición no «ortodoxa». En 1930 publica, junto con Norman Guterman, la Conciencia mistificada, obra en la que se manifiestan sus principales intereses intelectuales: el estudio de la alienación, la crítica del Estado y los textos del joven Marx, que traduce y edita. Este estudio del marxismo vinculado a la herencia de Hegel, y que Lefebvre relaciona también con el legado intelectual de Nietzsche, le provoca fricciones importantes en el seno de la organización comunista y la ruptura con sus antiguos amigos G. Politzer y P. Nizan. En 1958, después de criticar los horrores del estalinismo y la esclerotización del marxismo en manos de intelectuales que lo convertían en una nueva escolástica, es decir, en una ideología esclerotizada y dogmática, abandonó el partido comunista.
No obstante, lejos de abandonar el marxismo, lo reivindica como base de la tradición emancipatoria, revolucionaria y crítica de la historia de la humanidad. Durante los años sesenta formó parte del grupo inicial del llamado movimiento situacionista, que estuvo en la base del alzamiento contestatario que tuvo su eclosión en Mayo de 1968 y que se inició en la Universidad de Nanterre, en el departamento de Sociología del que Lefebvre era catedrático. También por esta época Lefebvre continuó sus análisis sociológicos sobre la vida cotidiana, y en 1958 publica una nueva versión de su Crítica de la vida cotidiana aparecida primeramente en 1947. La segunda parte de esta obra apareció en 1961, y en ella denuncia la enajenación de la vida cotidiana sometida a los mecanismos de la alienación de la sociedad capitalista, y en la que lo cotidiano se muestra como resultado del mundo de la mercancía, y reivindica los momentos creativos para convertirlos en situaciones potencialmente subversivas del orden alienado y empobrecido tanto del capitalismo de Estado como del socialismo de Estado. Fue el creador de la concepción de la «Sociedad burocrática de consumo» -que los estudiantes convertirán en la más abreviada «sociedad de consumo»-, como ejemplo de sociedad y vida cotidiana organizada por y desde el Estado. En estas obras se manifiesta la continuidad de los intereses intelectuales de Lefebvre, que sigue ocupándose de la noción marxista de alienación, que examina desde los diversos ámbitos en que se despliega en la cotidianidad: sexualidad, vivienda, espacio urbano, relaciones económicas, etc. En este sentido, también son importantes sus estudios sobre urbanismo y alienación social.
Combatió la tesis de algunos marxistas estructuralistas como Althusser, que afirmaban la existencia de una ruptura entre el joven Marx y el Marx maduro, y que tachaban los estudios de Marx sobre la alienación como propias de un humanismo precientífico. En contra de ello, Lefebvre sostuvo la existencia de una continuidad en el pensamiento marxista, cuyas bases deben encontrarse en una interpretación radical del pensamiento de Hegel. Por otra parte, y en contra de los que tachaban a Nietzsche de protofascista, Lefebvre defendió muchas de las tesis de dicho autor al que más bien consideraba próximo al anarquismo.
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