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Nacimiento:1908en BruselasMuerte:30 octubre 2009en París

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Filósofo y etnólogo nacido en Bruselas en 1908. Doctor en filosofía, se interesó por la antropología cultural a raíz de su estancia en Brasil, donde fue profesor en Sao Paulo y encabezó múltiples expediciones etnológicas. Posteriormente, fue profesor en la New School for social research de Nueva York. En su estancia en los Estados Unidos entabló relación con el lingüista Roman Jakobson y, bajo la influencia de la lingüística estructural de este autor y de Troubetzkoi, comenzó a elaborar las bases de su nuevo enfoque de la etnología, fundando la antropología estructural. En la actualidad es profesor honorario del Collège de France -institución de la que ha sido profesor de antropología desde 1958-, miembro de la Académie française y doctor honoris causa por diversas universidades (Bruselas, Oxford, Yale, Columbia, John Hopkins, etc.). Además de sus estudios en el terreno de la antropología también ha destacado como crítico de arte.

En sus inicios como antropólogo Lévi-Strauss, discípulo de Marcel Mauss, se aproximó al funcionalismo de Radcliffe-Brown y de Malinowski, corriente de la que se apartó y a la que criticó, juntamente con otras corrientes de tipo empirista, por su excesiva parcialidad, y a las que acusaba de centrarse excesivamente en el estudio descriptivo de una única etnia y de ser incapaces de elaborar modelos más generales. En este afán de elaboración de modelos más generales, se encuentran en Lévi-Strauss las influencias básicas del marxismo y del psicoanálisis. El análisis efectuado por Marx de la sociedad burguesa y de los mecanismos económicos mostraba que la auténtica realidad no es nunca la más manifiesta, sino que permanece oculta (y ocultada por la ideología). Freud también señaló que, lejos de estar gobernada por las instancias conscientes y manifiestas, el psiquismo está regido por instancias inconscientes. Además, la geología también mostraba que la diversidad, y el aparente desorden de la superficie o del paisaje, está regida por estructuras que permiten al geólogo interpretar la génesis del paisaje. Tanto la ideología, como los sueños o el paisaje, son manifestaciones enmascaradas de una realidad subyacente más profunda, y este intento de encontrar un sentido oculto o latente, más allá de lo meramente manifiesto, es el que guiará la teoría de Lévi-Strauss y del estructuralismo, en general: la antropología debe construir modelos estructurales capaces de descifrar y describir la realidad, y capaces de reducir a un orden la aparente arbitrariedad de las diversas formas de relaciones humanas.

Pero, si el marxismo, el psicoanálisis y la geología están en el origen programático de sus investigaciones, en cuanto al método a seguir, Lévi-Strauss partió del modelo de la lingüística estructural. En realidad, consideraba a esta disciplina como la única ciencia social capaz de establecer relaciones necesarias y, por ello, la adoptó como modelo para forjar sus estudios antropológicos (ver cita), ya que concibe la estructura social como un sistema de signos: los sistemas de parentesco, las reglas del matrimonio, las formas de intercambio, etc. son como una especie de lenguaje que permite la comunicación (inconsciente) entre los individuos y los grupos sociales: «un conjunto de operaciones destinadas a asegurar determinados tipos de comunicación entre los individuos y los grupos». Por ello, Lévi-Strauss puede extender el método estructuralista de la lingüística a la antropología cultural (ver texto).

Tomando, pues, como modelo la lingüística y, en especial, la fonología, Lévi-Strauss puso de manifiesto la existencia de relaciones y estructuras constantes por debajo de la gran diversidad y complejidad de los sistemas de parentesco. Para él. las reglas matrimoniales y los sistemas de parentesco constituyen una especie de lenguaje. En concreto, la diversas reglas y prohibiciones en la elección de pareja matrimonial constituyen formas inconscientes de organizar la circulación de los individuos dentro del grupo social, lo que permite substituir un sistema de origen biológico -las relaciones consanguíneas- por un sistema sociológico de establecer relaciones de parentesco (ver tabú del incesto), y evitar de esa manera que cada clan quede encerrado en sí mismo.

En particular, la prohibición universal del incesto se le aparece como el nexo que articula lo natural (que Lévi-Strauss caracteriza por su universalidad y por su espontaneidad) y lo cultural (caracterizado como todo aquello que está constreñido a una norma y es, por tanto, meramente relativo), y ello porque este «tabú» participa de ambos aspectos. (El estudio de esta relación entre naturaleza y cultura lo efectúa a partir del estudio de los mitos y relaciones referentes a lo crudo y lo cocido.)

El método estructuralista, al dar la primacía al sistema por encima de sus elementos, permite a Lévi-Strauss ver la permanencia de las relaciones más allá de la diversidad de sus significaciones. Aunque la estructura trasciende la realidad empírica, es la que da fundamento a los modelos construidos sobre ella. Así, las relaciones sociales situadas en el nivel de lo real se asientan sobre las estructuras sociales, situadas en el nivel de lo simbólico. De esta manera, el nivel simbólico e inconsciente es la auténtica base de lo real, ya que solamente la estructura es la que posibilita la inteligibilidad de las relaciones sociales. Con ello, además, se limita el papel del sujeto, ya que éste no tiene significado por sí mismo, sino solamente en relación con las estructuras sociales y culturales que son las que lo dotan de sentido. El sujeto, «el niño mimado que ha ocupado demasiado tiempo la escena filosófica», cede su lugar a las estructuras simbólicas que lo trascienden, la únicas que son plenamente objeto del estudio científico ya que son las que pueden dar explicación de los fenómenos sociales. Por ello, Lévi-Strauss proclamaba de forma provocadora que «el fin último de las ciencias humanas no es constituir al hombre, sino disolverlo» (ver texto ).

Desde esta perspectiva puede mostrar también que los mitos, al igual que los símbolos, los modos de mesa o los sistemas totémicos, por ejemplo, responden a una compleja lógica combinatoria. De esta manera, se opone a la tesis de una mentalidad primitiva no sometida a la lógica sustentada por Lévy-Bruhl. En contra de este autor, Lévi-Strauss considera que el pensamiento salvaje tiene el mismo afán clasificador y ordenador que el pensamiento científico moderno, y es igualmente un pensamiento sistemático. De hecho, no obstante, con el nombre de pensamiento salvaje, designa un sistema de postulados precisos para fundar un código que permita traducir lo «otro» en lo «nuestro» (ver texto). En particular muestra que los mitos, lejos de ser meras construcciones fantasiosas, constituyen elementos de ordenación y clasificación mediante los cuales las culturas que los sustentan pretenden dar sentido y explicación de todos los fenómenos que las afectan. Así, el pensamiento salvaje presenta una estructura tan lógica como el pensamiento moderno. Además, detrás de la aparente diversidad de mitos pertenecientes a culturas distintas y alejadas, el etnólogo estructural puede clasificarlos en distintos grupos que manifiestan unas estructuras semejantes, de manera que hay una lógica de los mitos que puede estudiar el antropólogo estructuralista.

El descubrimiento de estructuras inconscientes que imponen un orden más allá de la apariencia de la diversidad y la arbitrariedad de las diversas normas culturales y de los mitos, le permite eliminar la ruptura artificial entre la razón y la no-razón, lo cual, a su vez, refuerza su crítica a todo etnocentrismo. De hecho, para él, las diversas formas estructurales de parentesco han sido producidas a partir de un patrimonio psíquico común e innato de la humanidad, de forma que, lejos de ser peculiaridades específicas de etnias distintas, tienen una base universal y un cierto carácter ontológico ligado a la especie humana. Por otra parte, la búsqueda de un lenguaje oculto capaz de unificar las diversas apariencias en las que se manifiestan unas estructuras comunes, emparenta también a Lévi-Strauss con el afán de Leibniz de establecer una characteristica universalis. Por todo ello, Paul Ricoeur ha dicho de Lévi-Strauss que sustenta una especie de «kantismo sin sujeto trascendental». De esta manera, para Lévi-Strauss, existiría como un inconsciente, más kantiano que freudiano, formado por unas categorías determinantes de todas las otras estructuras sociales. Esta matriz inconsciente haría inútil cualquier planteamiento historicista , ya que la historia no tiene en sí misma ningún fin y es, pues, vano intentar hallar una hipotética ley de progreso. Es necesario que el hombre se contente con pensarse dentro de un lugar más modesto en el conjunto de la naturaleza.

Esta concepción antihistoricista que aboga por la disolución de la noción de sujeto es la que le enfrentó a Sartre, a quien critica en el El pensamiento salvaje. Para Lévi-Strauss, como hemos dicho, el objetivo último de las ciencias humanas no es el de constituir al hombre, sino el de disolverlo. Esta toma de postura metodológica va dirigida contra la sobrestimada noción de sujeto y representa una ruptura con la tradición humanista occidental que Sartre todavía defiende y que, según Lévi-Strauss, está preñada de etnocentrismo. En este sentido Lévi-Strauss se aproxima más al Heidegger de la Carta sobre el humanismo que critica el humanismo racionalista occidental, y considera que la síntesis entre el cristianismo y el cartesianismo es la responsable de la megalomanía y del afán destructivo propios de la época moderna. Con ello, se muestra también la influencia que ha ejercido Rousseau en la obra de Lévi-Strauss, quien considera al ginebrino como el padre de las ciencias sociales.

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Bibliografía

Del autor

  • Lévi-Strauss, Claude, Antropología estructural II. Siglo XXI, México, 1983.
  • Lévi-Strauss, Claude, Antropología estructural. EUDEBA, Buenos Aires, 1976, 2 ed.
  • Lévi-Strauss, Claude, Arte, lenguaje y etnología. Siglo XXI, México, 1968.
  • Lévi-Strauss, Claude, De la miel a las cenizas (Mitologías). FCE, México, 1972.
  • Lévi-Strauss, Claude, El hombre desnudo. Siglo XXI, Buenos Aires, 1974.
  • Lévi-Strauss, Claude, El pensamiento salvaje. FCE, México, 1964.
  • Lévi-Strauss, Claude, El pensamiento salvaje. FCE, México, 1972.
  • Lévi-Strauss, Claude, El totemismo en la actualidad. FCE, Mexico, 1972.
  • Lévi-Strauss, Claude, La identidad. Petrel, Barcelona, 1981.
  • Lévi-Strauss, Claude, La mirada alejada. Argos, Madrid, 1985.
  • Lévi-Strauss, Claude, La palabra dada. Espasa- Calpe, Madrid, 1985.
  • Lévi-Strauss, Claude, La vía de las máscaras. Siglo XXI, México, 1981.
  • Lévi-Strauss, Claude, Las estructuras elementales del parentesco. Paidós, Barcelona, 1981.
  • Lévi-Strauss, Claude, Lo crudo y lo conocido (Mitológicas). FCE, México, 1972.
  • Lévi-Strauss, Claude, Mito y significado. Alianza, Madrid, 1990.
  • Lévi-Strauss, C., Problemas del estructuralismo. Ed. Univ. Córdoba, Córdoba (Argentina), 1967.
  • Lévi-Strauss, Claude, Raza e historia y otros estudios de antropología. FCE, Mexico, 1971.

Relaciones geográficas

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