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Escritora y filósofa francesa, nacida en París. Educada en una familia acomodada y burguesa, al acabar sus estudios escolares ingresa en 1925 en la Sorbona, donde se licencia con una tesis sobre Leibniz; agregée de filosofía en 1929, conoce a Jean-Paul Sartre con quien compartirá vida y actividades intelectuales, y trabaja como profesora de liceo en Marsella, Rouen y París, hasta 1943. En 1944, publica su primer ensayo filosófico-moral, Pyrrus et Cineas sobre el tema del absurdo y, durante la guerra, Le sang des autres, considerada una novela testimonio de la resistencia, y Les bouches inutiles, su única pieza de teatro. Liberada la ciudad de París en 1944, inicia, junto con Sartre, una intensa actividad intelectual marcada por el compromiso político, tal como atestiguan los artículos aparecidos en la revista «Les Temps Modernes» -en cuya fundación participa junto con Sartre y Merleau-Ponty-, recogidos con el título de L'existentialisme et la sagesse de les nations (El existencialismo y la sabiduría de las naciones) y publicados en 1948. Después de la guerra, el tiempo que ella misma llama «período moral», tras publicar Por una moral de la ambigüedad (1947), una ética existencialista, inicia la redacción -interrumpida por algunos viajes a América- de su obra más famosa, El segundo sexo (1949), obra en que analiza la condición de la mujer desde el punto de vista biológico, psicoanalítico y marxista, y que no sólo le da popularidad y resulta un escándalo para la época, sino que la convierte en la iniciadora de la llamada «segunda ola» del feminismo en Europa, que la considera su texto fundacional. El feminismo teórico que inicia esta obra culmina con la participación activa, a partir de 1973, en los movimientos de emancipación de la mujer. En 1954, recibe el premio Goncourt por su obra Los mandarines, en la que describe tanto la condición metafísica del hombre como la situación de los intelectuales de izquierda del período de posguerra. De 1958 a 1972, en un conjunto de obras autobiográficas, Memorias de una joven formal (1958), La fuerza de la edad (1960), La fuerza de las cosas (1963) Una muerte muy dulce (1964) y Final de cuentas (1972), describe sus primeros treinta y cinco años de vida y las vicisitudes del existencialismo. Su obra La vejez (1970) contempla el envejecimiento desde un punto de vista existencialista. En La ceremonia de adiós (1981)se refiere a los últimos años de la vida de Sartre.
En 1966 fue nombrada, junto con Sartre, miembro del Tribunal Russell, un tribunal internacional instituido para investigar y evaluar los crímenes cometidos por los americanos en la guerra del Vietnam. Criticó a la URSS por la invasión de Checoslovaquia, en 1968, y participó en el mayo francés.
Las ideas de Simone de Beauvoir están marcadas y delimitadas por la confluencia e interacción de la filosofía existencialista y la conciencia de su condición de mujer. Desde el punto de vista existencialista, el hombre no existe, sino que debe realizarse en cada instante como existencia y como proyecto que permanentemente debe renovarse. El hombre es acción y el objetivo de la acción es la libertad; la libertad es, así, la propia tarea de cada uno y el medio de comunicarse con los demás. La ética, la moral y la política son los ámbitos propios de esta autorrealización y la realización del otro, que hay que entender como una reconstrucción después de la barbarie de la guerra. En el marco de este contexto, filosófico y a la vez de compromiso, se plantea la pregunta por la condición de mujer: ¿qué es ser mujer? Y ¿en qué sentido es la mujer el otro? La libertad -que es donde encuentra el hombre la razón de ser- no es, para la mujer, más que sometimiento y sujeción histórica al varón; desde la perspectiva masculina, el otro femenino no es un sujeto, sino más bien un objeto.
En El segundo sexo -la Biblia del feminismo de los años setenta-, Beauvoir analiza el aspecto biológico y psicológico de la mujer (la mujer objeto para la ciencia); expone lo que supone ser mujer desde el punto de vista de la historia (la mujer producto e idea histórica de la cultura masculina: «No hemos nacido mujeres, nos han hecho mujeres»), estudia la imagen que de ella ha hecho la literatura y traza una descripción fenomenológica de la vida de la mujer (tal como la ha pensado el varón), en las diversas fases de su vida, de la infancia a la vejez.
Obras:
Obras completas, Aguilar, Madrid 1978ss.
El segundo sexo, Siglo Veinte, Buenos Aires 1968; en Obras completas, Aguilar, vol. III, 1981.
La vejez, Edhasa, Barcelona 1989.
Relaciones geográficas